Las 6 de la tarde era la hora prevista en la que un Remis (taxi que se contrata para ir al aeropuerto) iba a estar en la puerta de mi casa con el motor encendido y el tanque lleno de gasolina, pero como las cosas no siempre salen como las planeas, a las 17.58 recibimos una llamada del taxista diciéndo que había tenido un problema con el taxi y que tardaría entre 40 minutos y una hora en llegar.
Empezamos bien la aventura... Diluviando como estaba, un viernes por la tarde en Buenos Aires es dificil encontrar un taxi libre y mucho más un taxi que quiera emplear su tiempo en llevarte hasta el aeropuerto y encima decida no cobrarte un pastizal. Pues lo encontramos! Y tras hora y media de callejear por la ciudad (aquí lo de las circunvalaciones aun no se ha inventado) y de hacer cola en un peaje que tenía 10 carriles, conseguimos llegar al aeropuerto, imprimir las tarjetas de embarque, rellenar los datos de la aduana y subirnos al avión.
Del vuelo sólo resaltaré las turbulencias que hubo al cruzar los Andes, yo ya me veía comiendo carne humana, y lo brusco del aterrizaje. Por lo demás bien. Cuando llegamos un señor muy amable nos gritó desde la otra punta del aeropuerto si eramos las españolas que venían de Buenos Aires, era el taxista amigo de los IC3X de Chile que había venido a recogernos. Muy apañao el hombre nos dejó en el hostal y nos contó que se hacía el camino al aeropuerto unas 18 veces al día de media, q moral...
El primer día en Santiago de Chile teníamos planeado hacer el Free Tour por la ciudad y encontrarnos a media mañana con los becarios de La Paz, Bolivia, que venían a pasar el finde con nosotras. Así, el guia nos llevó por los principales puntos de la ciudad: la casa de la Moneda, la Catedral, la Universidad, el barrio de Bellavista, la casa de Pablo Neruda... Fuimos descubriendo que Santiago es una ciudad tranquila pero tiene su encanto y que vayas donde vayas siempre habrá un perro que te siga.
Despues del tour, que duró sus 4 horas, y aprovechando que el día estaba despejado, subimos al cerro de San Cristóbal para disfrutar de unas vistas increíbles de la ciudad con los Andes de fondo. Nos dijeron que habíamos tenido mucha suerte porque el día anterior había estado nevando en la sierra y por eso se venía todo tan blanquito. Fuimos a comer a un sitio tipico chileno que nos recomendó el guía pero la verdad es que no estuvo muy acertado porque las chorillanas no se parecían en nada a lo que él nos describió durante la visita... Menos mal que ganó el Madrid porque sino más de uno hubiera salido cabreado del restaurante.
La tarde la pasamos paseando y descansando un poquito en el hostal para coger fuerzas para por la noche ir al garitazo de moda en la ciudad. "Constitución" no tiene muy buen aspecto por fuera, es una puerta de garaje y el cartel me atrevería a decir que es un cartón escrito a mano, pero por lo visto es lo más 'in' de Santiago por lo que no nos lo podíamos perder. El garitazo, que así es como lo bautizamos, es amplio y a primera hora de la noche hay mesas en las que es mejor no sentarse si quieres que te atiendan rápido. Nosotros pecamos de ingenuos y tuvimos que esperar unos 40 minutos para poder hacer un brindis con un Pisco Sour (bebida de origen peruano que se bebe mucho en Chile). Cuando nos echaron de la mesa nos fuimos a otra sala del garitazo, ésta con sillones, gran fallo. Reconozco que el garitazo me defraudó un poco y pegué un par de cabezadas así que pillamos un taxi y nos fuimos hacia el hostal al poco tiempo.
Momento de tensión: el taxi en lugar de seguir recto por Alameda, tuerce sospechosamente a la derecha y se aproxima a una carretera desconocida y medio deshabitada. Gracias a Dios solo estaba dando una vuelta un poco más larga para sacarnos algunos pesos de más, ufff!
Y hasta ahí el primer día en Santiago de Chile, dejo el resto para otra entrada por eso de no aburrir. Saluditos!
Lola.-
Empezamos bien la aventura... Diluviando como estaba, un viernes por la tarde en Buenos Aires es dificil encontrar un taxi libre y mucho más un taxi que quiera emplear su tiempo en llevarte hasta el aeropuerto y encima decida no cobrarte un pastizal. Pues lo encontramos! Y tras hora y media de callejear por la ciudad (aquí lo de las circunvalaciones aun no se ha inventado) y de hacer cola en un peaje que tenía 10 carriles, conseguimos llegar al aeropuerto, imprimir las tarjetas de embarque, rellenar los datos de la aduana y subirnos al avión.
Del vuelo sólo resaltaré las turbulencias que hubo al cruzar los Andes, yo ya me veía comiendo carne humana, y lo brusco del aterrizaje. Por lo demás bien. Cuando llegamos un señor muy amable nos gritó desde la otra punta del aeropuerto si eramos las españolas que venían de Buenos Aires, era el taxista amigo de los IC3X de Chile que había venido a recogernos. Muy apañao el hombre nos dejó en el hostal y nos contó que se hacía el camino al aeropuerto unas 18 veces al día de media, q moral...
El primer día en Santiago de Chile teníamos planeado hacer el Free Tour por la ciudad y encontrarnos a media mañana con los becarios de La Paz, Bolivia, que venían a pasar el finde con nosotras. Así, el guia nos llevó por los principales puntos de la ciudad: la casa de la Moneda, la Catedral, la Universidad, el barrio de Bellavista, la casa de Pablo Neruda... Fuimos descubriendo que Santiago es una ciudad tranquila pero tiene su encanto y que vayas donde vayas siempre habrá un perro que te siga.
Despues del tour, que duró sus 4 horas, y aprovechando que el día estaba despejado, subimos al cerro de San Cristóbal para disfrutar de unas vistas increíbles de la ciudad con los Andes de fondo. Nos dijeron que habíamos tenido mucha suerte porque el día anterior había estado nevando en la sierra y por eso se venía todo tan blanquito. Fuimos a comer a un sitio tipico chileno que nos recomendó el guía pero la verdad es que no estuvo muy acertado porque las chorillanas no se parecían en nada a lo que él nos describió durante la visita... Menos mal que ganó el Madrid porque sino más de uno hubiera salido cabreado del restaurante.
La tarde la pasamos paseando y descansando un poquito en el hostal para coger fuerzas para por la noche ir al garitazo de moda en la ciudad. "Constitución" no tiene muy buen aspecto por fuera, es una puerta de garaje y el cartel me atrevería a decir que es un cartón escrito a mano, pero por lo visto es lo más 'in' de Santiago por lo que no nos lo podíamos perder. El garitazo, que así es como lo bautizamos, es amplio y a primera hora de la noche hay mesas en las que es mejor no sentarse si quieres que te atiendan rápido. Nosotros pecamos de ingenuos y tuvimos que esperar unos 40 minutos para poder hacer un brindis con un Pisco Sour (bebida de origen peruano que se bebe mucho en Chile). Cuando nos echaron de la mesa nos fuimos a otra sala del garitazo, ésta con sillones, gran fallo. Reconozco que el garitazo me defraudó un poco y pegué un par de cabezadas así que pillamos un taxi y nos fuimos hacia el hostal al poco tiempo.
Momento de tensión: el taxi en lugar de seguir recto por Alameda, tuerce sospechosamente a la derecha y se aproxima a una carretera desconocida y medio deshabitada. Gracias a Dios solo estaba dando una vuelta un poco más larga para sacarnos algunos pesos de más, ufff!
Y hasta ahí el primer día en Santiago de Chile, dejo el resto para otra entrada por eso de no aburrir. Saluditos!
Lola.-
9 de noviembre de 2010, 6:27
El momento taxi fue muuuuuuuuuuuuuuuy tenso!!!! :)
9 de noviembre de 2010, 14:07
Yo tengo muchísimas ganas de hacer una escapada así con amigas también, pero a brasil, al hotel visual natal. Recomendas este tipo de escapadita así "rápidas"???