Buena suerte, chau, adiós...

Hoy era el día que tenía previsto acabar con mi aventura argentina y volver a España. Meter más de 2 años en las maletas y volver a una Europa sumida en la crisis y empezar de cero... Pero está visto que no se pueden hacer planes.

Todo se comenzó a torcer cuando en mi visita anual a Jerez, allá por Octubre, me denegaron el acceso al avión porque mi billete decía "Lola" y en mi pasaporte "María Dolores". Aeropuerto de Barajas, domingo 9 de la noche, el teléfono de eDreams echaba fuego, pero no había nadie al otro lado para contestarme y TAM Airlines no tenía privilegios para cambiar mi nombre del eticket. Así que vi mi vuelo despegar. Consulté en la misma aerolínea el precio de un vuelo para el día siguiente. Empezaron por 2800 euros y cuando logré recuperarme del susto fuimos encontrando tarifas mejores. Cuando resignada entregué mi tarjeta para pagar un billete a precio de oro, VISA me denegó la transacción por sobrepasar el límite. Y doy gracias a Dios porque al rato me llamó mi hermana, la salvadora, para decirme que había encontrado un vuelo de sólo ida a mitad de precio que salía a las 6am de Barajas.

Pasé la noche en un banco del aeropuerto con el disgusto aún en el cuerpo, la angustia de pensar que haya de nuevo algún dato mal en mi eticket y el miedo a quedarme dormida. Pero todo salió bien y cuando llegué a casa 20h después (sí, fue un vuelo con escala) casi no podía ni creerlo.

En fin, al no tener billete de vuelta a España era yo la que decidía cuando acabar con todo, la fecha tope era Mayo, no podía perderme la Feria otra vez, pero los acontecimientos se dieron de forma diferente...

A finales de Noviembre llegamos a casa después de una fiesta y nos encontramos a nuestro conejo Ruanito muerto. Siempre nos habíamos planteado qué pasaría con él cuando volviéramos a España, se lo dejaríamos al padrino, nos lo llevaríamos en el avión... Con esto nos quitamos el problema, aunque el trago fue duro, todo hay que decirlo...

Por otra parte el dólar paralelo empezó a subir estrepitosamente al igual que el euro y mi chollo de cambiar pesos por euros se fue a la mierda. El monstruo de la inflación se apoderó de comercios y supermercados y los precios subían de semana en semana.

En Diciembre se empezaron a ir muchos del grupo: dijimos adiós a las Extendas, los inquilinos de Armenia hicieron una feria de garaje bastante exitosa, el chico de la Cámara echó el cierre a su oficina, otro se fue por ahí a montar un chiringuito, se nos quedó una habitación libre en el piso...

Buscamos un inquilino provisional para Enero, pero el 31 nos caducaba el contrato y si no encontrábamos a alguien definitivo para los 4 meses que quedaban lo tendríamos que abandonar. Movimos cielo y tierra buscando contactos, pero tuvimos que darnos por vencidas y buscar un nuevo hogar.

Y ya para rematar, me llegó un correo de Aerolíneas Argentinas que ponía en oferta los vuelos a España durante el mes de Febrero. Y lo vi clarísimo, me compré el vuelo, así, sin paños calientes.

Es difícil poner punto y final a una etapa, difícil decir adiós a los que se quedan, hacer la maleta sabiendo que  probablemente no volverás... Pero en esa maleta me llevo amigos, risas, fiestas, canciones, conciertos, sorpresas, asados, pesos argentinos, chilenos, uruguayos, bolívares, soles, reales y los dólares de la fianza del piso.

Me voy bien cargada de experiencias y feliz por haber aprovechado cada minuto. Alguna que otra cosa se queda en el tintero, pero quiero pensar que en un futuro no muy lejano podré tacharlas de la lista.




Hasta siempre mi querido Buenos Aires, gracias totales!!
Lola.-



Prêt à porter

En cualquier esquina del barrio de Palermo...

- ¡Eugenia! ¿Qué tal, cómo andás?
- Hola Graciela. Todo bien, ¡tanto tiempo! ¿Qué hacés, de dónde venís tan cargada?
- Recién vengo de los outlets de Córdoba, de hacer unas compras de temporada. ¡Mirá la pollerita que me compré!
- Ah, pero qué linda... Te combina con la remerita que tenés puesta ahora.
- Sí y con esta musculosa que encontré a mitad de precio.
- Re linda también. Yo tengo unos tacos del mismo color. ¡Pedímelos cuando quieras!
- Obvio. Estuve buscando unos pero no hubo chance.
- Y bue...
- Ya sé, viste las ojotas que le compre a mi novio? Me salieron re baratas.
- ¿En serio? Yo estoy buscando una chomba y una camperita para Lautaro, cumple años la semana próxima.
- Andate al paseo de compras Aguirre que allá hay muchos locales y están mucho más barato que en el shopping. Seguro que encontrás algo. Hay buzos y cintos re contra baratos. Yo compré también este jean para Lisandro.
- Ay sí, boluda, ¡es divino! Esta semana voy sin falta.
- Che te dejo que se me hizo re tarde, ¡nos estamos viendo!
- Chau, ¡nos vemos!


rebajas en argentina

¿Habéis entendido algo?
Lola.-

Navidades cariocas

Y digo Navidad por decir algo porque la sensación festiva esos días brillaba por su ausencia. Aunque he de reconocer que en Río de Janeiro se toman en serio lo de decorar balcones y portales con todo tipo de luces y adornos navideños. Pero yendo en chanclas, shorts y camiseta de tirantas no puede ser navidad. No a 40 grados y mucho menos en la playa bebiéndote un coco...

Son mis terceras Navidades fuera de casa y algo tenía que hacer para que no se notara tanto la ausencia de la familia, para no pensar que mis amigos estaban cantando "Madroños al niño" en cualquier zambomba jerezana, para quitarme de la cabeza el jamón y los langostinos. Y sí, Brasil era la mejor opción para desconectar de todo eso.

En 4 días por tierras cariocas he paseado por favelas, bebido caipirinhas en la calle y cerveza helada en bares muy auténticos, probado las bolinhas y la feiçoada y sobretodo he saciado un poco el mono de playa que era mi principal objetivo.

Sí, se puede decir que he descubierto playas nuevas con vistas impresionantes al Pan de Azúcar y al Cristo Redentor pero en las que la basura deslucía mucho. Arena fina y blanca, casi harinosa pero repleta de todo tipo de envases, plásticos y demás porquerías. Realmente una pena.

Playa de Flamengo


Entre otras cosas he subido en autobuses urbanos donde se podía pagar con un billete de cualquier tamaño y no te ponían pegas con el vuelto, pero a cambio te hacían cruzar un torno estrecho, chirriante y oxidado entre los vaivenes y frenazos que daba el autobús, prueba de alto riesgo, ¡eh! Desde aquí me gustaría hacer una mención especial a ese insecto gigante que se coló por la ventana y nos regaló unos minutos de pánico y risas descontroladas. ¡Gracias!

Y por último me han enseñado el lado nocturno del barrio de Lapa con sus puestos de caipirinhas de mil y un sabores bajo los arcos a precios populares, las calles a reventar de gente, las tamboradas espontáneas, los bares con samba y bossa en directo... Tan lleno de vida!

Resumiendo, he formado una nueva y mejor visión de Río de Janeiro y los cariocas, una ciudad que invita a perderse en ella pero sabiendo por dónde te metes.

Muitos beijos!
Lola.-