Yo sobreviví a la carretera de la muerte

Nada más el nombre ya echa para atrás... Se trata de un descenso de 3345m de desnivel a lo largo de un camino de 64kms de ripio y piedras con sus curvas, sus precipicios, sus charcos y su barro. Calificada como la carretera más peligrosa del mundo por su estrechez y peligrosidad, esta travesía boliviana se convierte en toda una aventura.

Comenzamos en La Cumbre a 4640 metros de altura sobre el nivel del mar, son las 8.30 de la mañana y aunque el sol está presente hace un frío que no te puedes ni mover. Pantalones impermeables, chalecho reflectante, casco de profesional, guantes... Nos familiarizamos unos minutos con nuestra bicicleta y... ¡a rodar!


Antes de salir

Los primeros 20 kms serán por una carretera asfaltada y gracias a Dios poco transitada. Un par de autobuses te obligan a pegarte a la derecha y a la derecha está el guardarraíl y después del guardarraíl un precipicio y, ya pasó el autobús. ¡ufff!

No habían pasado ni 5 minutos cuando se produjo la primera caída. Me atrevería a decir que fue en la primera curva. Tranquilos que no fui yo, sino un guiri que llevaba 10 años sin pedalear y se puso nerviosito. Menos mal que los frenos eran buenos porque me lo hubiera comido de lleno. Venga chaval, arriba que no ha sido nada.


A final del camino asfaltado

Seguimos descendiendo por la carretera, muchos aprovechan para ganar velocidad, otros para ir contemplando el paisaje, yo centro toda mi atención en el asfalto, sus socavones y en mis frenos. A este paso los gasto antes de terminar. El recorrido se complica cuando después de una parada de avituallamiento cambiamos asfalto por piedrecitas. Ahora además de frenar hay que ir buscando el camino más liso e intentar no derrapar en las curvas.


El gran camino

Un poco más abajo nos adentramos en un banco de niebla, el frío ya no es tan agudo y empiezan a sobrar prendas de abrigo. Paramos para hacernos la foto oficial y continuamos con el descenso. Freno, pedrusco, freno, curva, derrape, susto... y así sucesivamente. Los brazos ya empiezan a estar cansados y lo de mantenerse de pie con tanto bote está complicado. En la siguiente parada ya sale el sol y despistamos el hambre con una cocacola y unas galletas.



Foto oficial en el precipicio

Vamos ya por el tercer cuarto del viaje estamos a unos 1500 m de altura. Las pendientes no son ya tan pronunciadas e incluso es necesario pedalear un poco para seguir adelante. Después de un par de cadenas salidas y algún que otro sillín roto, llegamos a Yolosa a 1295 msnm, nuestra meta, sin ningún rasguño.


Camiseta de superviviente

El sol aprieta y una piscina y un gran almuerzo nos están esperando!
Lola.-

1 Response to "Yo sobreviví a la carretera de la muerte"

  1. Grover R. Says:

    Te felicito por tus comentarios, de mi país. A pesar que esa ruta es considerada la carretera de la muerte hay varios caminos que siguen con tráfico, como por ejemplo a sus yungas (Chulumani)

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