De transportes públicos y otros desastres: el subte

La red de trenes subterráneos de Buenos Aires, conocida coloquialmente como subte, se inauguró a principios del siglo XX siendo en ese momento pionera en el hemisferio sur. Con una distribución que a primera vista puede parecer extraña, comunica el centro financiero de la capital con los puntos más distantes, pasando pocos metros por debajo de los principales embotellamientos.

Mapa subte Buenos Aires
Mapa de metro que brilla por su ausencia en las estaciones.

Con una franja horaria de funcionamiento de 5 am a 22.30h, los trenes aumentan su frecuencia en las horas pico, es decir cuando la mayoría de la gente entra o sale del trabajo. Teóricamente cada 3 minutos pasará un tren, pero en la práctica tendrás que esperar que pasen varios trenes hasta que haya espacio suficiente para entrar en alguno de los vagones.

Hora pico subte Buenos Aires
Suban, empujen, estrujen, bajen.

Algo que llama bastante la atención en la distribución del subte bonaerense es que las 6 líneas que forman la red apenas se cortan. Y los pocos puntos de intersección que existen no tienen un nombre en común. Es decir, allá por el Obelisco, donde se cortan la avenida 9 de Julio y Corrientes, confluyen 3 líneas de metro: la verde (línea D), la roja (línea B) y la azul (línea C). Para mí, lo lógico sería que esa combinación tuviera un único nombre y no uno por cada línea (9 de Julio, Carlos Pelegrini y Diagonal Norte).

En el subsuelo porteño existen lo que se llaman las estaciones culturales, decoradas con pinturas, murales y hasta vitrinas con restos arqueológicos. Además otro motivo digno de admiración son los vagones de la línea A, la más antigua de toda la red. La mayoría de ellos aún en funcionamiento, fueron traídos de la localidad belga de Brujas a principios de siglo. A estos trenes con carrocería de madera y los que la tecnología no ha conseguido reemplazar se les conoce como los belgas o las brujas.

Subte Linea A Subte estacion Bulnes
Vagones antiguos y mi boca de metro.

Hasta hace cosa de un mes y medio podía contar con los dedos de una mano las veces que había usado el subte en Buenos Aires. La boca de metro más cercana me queda a unas 6 cuadras, no es que esté lejos, pero la línea que pasa por allí no me dejaba cerca de mis destinos habituales. Ahora cada martes y jueves bajo a la línea D por Bulnes, saludo al taquillero que me da el boleto por 1.10 pesitos y me hago un hueco en el vagón. Es hora pico y la gente tiene ganas de llegar a casa.

Lola.-

1 Response to "De transportes públicos y otros desastres: el subte"

  1. Antonio Jesús Says:

    ¿A que no sabes el por qué de esa curiosa distribución y diseño de la red de subte?

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